Dentro de ocho años, un tercio de la producción energética alemana deberá provenir de fuentes renovables. Para suplir los otros dos tercios, el ministro de Medio Ambiente planea construir plantas eléctricas de carbón.
Hace más de un año que se aprobó en Alemania la transición energética. Con ello, se pretende sustituir, en unos años, la energía atómica y de carbón por las llamadas energías limpias, especialmente por la hidroeléctrica y la solar. Así, se espera que en 2020 el 35% de la electricidad provenga de fuentes renovables, mientras que para 2050 se prevé que el porcentaje ascienda al 80%.
Ocho centrales nucleares ya han cerrado sus instalaciones. Sin embargo, el carbón sigue siendo un recurso muy arraigado en la producción energética. De hecho, representa el 43,5 % del mix energético.
En ese sentido, en Alemania se prevé la apertura de 23 nuevas centrales de carbón, con una capacidad de más de 24.000 megavatios. Además, la organización medioambiental Greenpeace calcula que estas plantas expulsarán una cantidad de CO2 próxima a las 150 millones de toneladas al año.
Que el ministro de Medio Ambiente planee ahora construir este tipo de centrales ha desatado las críticas de la oposición y los ecologistas, los cuales ven en estas altas emisiones de CO2 uno de los factores que contribuyen a agravar el cambio climático. "Cualquier persona que se tome en serio la política energética y el cambio climático no puede estar a favor de las plantas de carbón", criticó Jürgen Trittin, líder de los Verdes en el Parlamento, en referencia a las declaraciones del ministro de Medio Ambiente ofrecidas al rotativo alemán.
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